sábado, 27 de junio de 2015

Como la comida chatarra daña al medio ambiente

La huella de carbono de una hamburguesa (la cantidad de gases de efecto invernadero que se liberan a la atmósfera para crear cada uno de sus componentes) equivale a 2,5 kilos de gases de efecto invernadero. Además, hay que sumar la cantidad de materiales que se derrochan y terminan en la basura


La comida chatarra, barata y de fácil acceso, no sólo perjudica la salud, sino que también tiene un alto impacto sobre el medio ambiente. Según un informe de Sustentator, empresa líder en soluciones ambientales, la huella de carbono de una hamburguesa, es decir, la cantidad de gases de efecto invernadero que se liberan a la atmósfera para crear cada uno de sus componentes, más el que llegue a los seres humanos, equivale a 2,5 kilos de gases de efecto invernadero, dentro de los cuales el principal es el dióxido de carbono. Aquí se habla de una hamburguesa que se consume en el hogar, sin demasiados ingredientes: carne, queso, tomate y lechuga, pan y algunos condimentos. Si se le suman las papas fritas, hay que agregarle 2,2 kilogramos más de gases de efecto invernadero.

El efecto invernadero es un fenómeno por el cual determinados gases que son componentes de la atmósfera planetaria, retienen parte de la energía que el suelo emite por haber sido calentado por la radiación solar. El efecto invernadero se está viendo acentuado en la Tierra debido a la actividad humana, ya que la industria y el transporte son los más importantes emisores de gases de efecto invernadero.

Si a la hamburguesa se la consume en un local, entra en juego todo el derroche de comida, envoltorios, condimentos, etc. Por ejemplo, en Estados Unidos, el 19% de la energía total consumida es utilizada para producir comida y transportarla. Actualmente, el alimento más demandado es la carne. No se usan energías renovables ni transportes eficientes porque, si así fuese, se podría reducir en más del 50% la huella de carbono de la comida chatarra.

Los derroches de la comida chatarra 

Uno de los aspectos a destacar –que también perjudica al medio ambiente- es la cantidad de materiales que se derrochan y terminan en la basura, ya que no suelen reciclarse por estar contaminados de alimentos, como por ejemplo:

* El papel o el cartón que envuelve a las hamburguesas y a las papas fritas.

* La bebida en envase de plástico.

* El papel para cubrir la bandeja.

* Servilletas de papel.

* Enormes cantidades de condimentos, muchos de los cuales no son utilizados y también terminan en un cesto de residuos.

* Y también el desperdicio de alimento. Son muy pocos los locales que donan la comida sobrante, no por mala predisposición, sino porque así se evitan los problemas legales que les podrían surgir si alguien se enferma luego de comer los alimentos donados por ellos. Una buena salida sería la que se realiza en algunas ciudades de Estados Unidos, donde hay programas para recoger la comida desechada para fabricar compost, es decir, una tierra rica en nutrientes para jardines o cultivos.

Un mal invisible: los compuestos orgánicos volátiles (VOC) 

Los compuestos orgánicos volátiles o VOC, por sus siglas en inglés, son sustancias químicas que contienen carbono y se encuentran en todos los elementos orgánicos. Cuando un local de comida rápida cocina apenas cuatro hamburguesas, libera a la atmósfera tantos VOC como un coche viajando un kilómetro y medio. Según un estudio de la ciudad de Nueva Jersey, Estados Unidos, los 16 mil locales de comida rápida que hay en el estado liberan 2.226 toneladas de VOC a la atmósfera, que es más que lo que liberan todos los coches con motor diesel de ese estado.

FUENTE: http://entremujeres.clarin.com/vida-sana/ecologia/comida-chatarra-dana-medio-ambiente_0_1334275577.html 

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